7 maneras de rejuvenecerte

Susan Sarandon, Meryl Streep y Diane Lane. Tres ejemplos de mujeres que no han pasado por las manos de un cirujano plástico ni se han quitado las arrugas y las líneas de expresión tan comunes después de los 30. Al verlas, nadie las confundiría con jóvenes de 25 años, pero todos reconocen que para una mujer de 63, 61 y 45 años respectivamente, cada una se ve ¡fabulosa! Y a eso aspiran muchas mujeres hoy día: a verse regias de acuerdo con su edad, sin bisturí y sin inyecciones de colágeno. Ellas quieren proyectar belleza, vitalidad y sex appeal de una manera natural. La fórmula para lograrlo no es un secreto: se basa en siete prácticas básicas y muy sencillas; quizás ya conoces algunas de ellas.Lo maravilloso es que sí funcionan. Por supuesto, el sentido común te dice que leer una receta no hace un pastel; para obtener resultados, tienes que mezclar la harina y hornear la masa. Lo mismo sucede con estas reglas. Para ver los resultados, tienes que trabajarlas. Así de simple. ¿Eres capaz de hacer ese compromiso contigo?

REDUCE EL ESTRES

En el 2004, un estudio llevado a cabo en los Estados Unidos estableció una conexión entre el estrés y el envejecimiento. Esto se debe a que las células de nuestro cuerpo contienen telómeros, que son pequeñas coronas protectoras situadas al final de los hilos de ADN. Bajo presión o ansiedad, nuestro organismo libera una cantidad más elevada de cortisol y catecolaminas, dos hormonas que están relacionadas con el acortamiento de los telómeros. Cuanto más corto es el telómero, más vieja y agotada está la célula, produciendo en el cuerpo los efectos del envejecimiento: los músculos se debilitan, la piel se arruga, la visión y la audición disminuyen y el funcionamiento de los órganos -incluyendo el cerebro- comienza a decaer.

¿Cómo reducir el estrés? Comienza por eliminar el 90 por ciento de tus problemas. Se dice fácil, pero eso, ¿cómo se hace? Usando la perspectiva. Tener el auto descompuesto o que se nos queme el arroz son situaciones mínimamente incómodas, pero no son problemas. Aprende a darle a cada cosa la importancia que realmente tiene, y eliminarás la mayor parte de las cosas que te causan estrés. Pero, ¿qué tal si realmente tienes un problema serio? El terapeuta Michael A. Singer, autor de The Search for Truth, sugiere que cultives una actitud de desapego. Esto no quiere decir que ignores o abandones el problema, sino que después de hacer lo que está en tus manos para resolverlo… descanses. Tomar unas vacaciones mentales de eso que te atormenta, te permite relajarte y recuperar fuerzas.

RELAJATE

Un artículo publicado en el 2009 por la Academia de Ciencias de New York señaló que la meditación, o la práctica de elevar la conciencia, retrasa el proceso de envejecimiento. Los resultados de pruebas de imágenes neuronales revelaron que los cambios en la actividad cerebral derivados de la meditación reducen el nivel de liberación de cortisol y catecolaminas, las hormonas del estrés.

Respirar profundamente es otra forma de eliminar el estrés. La práctica es muy sencilla y no tiene ciencia: simplemente, cuando te sientas llena de tensiones, detente, respira lenta y profundamente por la nariz, cuenta unos segundos, y exhala despacio por la boca. Dicen los expertos, como Julio Bevione, autor de Respira… y sal de la crisis, que hacerlo de esta manera por lo menos tres veces al día tiene un efecto positivo en tu mente, cuerpo y espíritu.

ELIMINA ESE MAL HABITO

A estas alturas, nadie necesita recordarte que fumar causa serios estragos en la salud: desde cáncer hasta enfisema pulmonar. Pero ¿sabías qué además envejece tu piel y todo tu organismo? “La cantidad que fuma una persona y el número de años que lo hace están ligados con la cantidad de daño a su piel”, expresó la doctora Yolanda Helfrich, de la Universidad de Michigan, en los Estados Unidos. Un estudio publicado en Archives of Dermatology y llevado a cabo con participantes entre 45 y 65 años de edad, reveló que los fumadores tienen un número considerablemente más alto de líneas en la piel que los no fumadores. Fumar, también se descubrió, daña el tejido conectivo que sostiene tanto la piel como los órganos internos.

COME SANO

El reporte de salud de la Universidad de Wellesley, en California, recomienda comer una amplia variedad de alimentos, asegurándote de que la mayor parte de las calorías que consumas provengan de frutas, vegetales, granos y legumbres, que son ricos en carbohidratos complejos, fibra, vitaminas y minerales, y bajos en grasa y colesterol. El resto de las calorías debe provenir de productos lácteos bajos en grasa, carne magra, pollo y pescado (por supuesto, si tienes una dieta especial por motivos de salud, debes seguir las indicaciones de tu médico).

Incluye mucha fibra en tu alimentación y trata de obtener las vitaminas y minerales de las comidas, no de los suplementos. Lo dicta el sentido común: sírvete porciones moderadas, evita los productos procesados, lo mismo que aquellos que están cargados de colesterol, sodio, azúcar y conservantes. Si bebes alcohol, hazlo con moderación. Una dieta sana te llena de energía y vitalidad, dos características de la juventud.

MUEVETE

El ejercicio mejora la circulación, un factor muy importante para la salud de la piel. Mover el esqueleto reduce la degeneración de las células de la piel y del colágeno, lo cual evita las bolsas y los pliegues asociados con la vejez, a la vez que lleva más oxígeno y nutrientes a la epidermis, otorgándole un look saludable y lozano. Además, el ejercicio te ayuda a mantener la buena postura. Si tu excusa para no moverte es la falta de tiempo, 20 minutos de ejercicios, tres veces a la semana, ayudarán a que te sientas y te veas más joven.

Ejercitar el cerebro es tan importante como mover el cuerpo. Leer, tomar clases y mantenerte involucrada en la vida, lo conservarán sano y joven.

DUERME

Durante la segunda etapa del sueño, llamada delta, los niveles de hormonas se elevan al máximo, y tiene lugar la reparación de las células del organismo. Entonces este arregla cualquier daño causado a la piel. Además, el sueño nos ayuda a disolver esos odiosos radicales libres que nos roban la apariencia juvenil. La falta de sueño produce ojeras, bolsas debajo de los ojos e inflamación, y nos deja vulnerables a enfermedades que contribuyen al envejecimiento prematuro, como la hipertensión.

Por regla general, se estima que la persona promedio debe dormir de 7 a 8 horas de sueño ininterrumpido; los adolescentes necesitan más horas, mientras que las personas mayores suelen requerir menos. Dicen que si tienes que poner un reloj con alarma para despertarte, es señal de que estás interrumpiendo tu ciclo natural de sueño; lo ideal es que duermas lo suficientemente temprano como para que te despiertes de forma natural.

DISFRUTA LA VIDA

En su libro Eat the Cookie, Buy the Shoes (Come la galletita, compra los zapatos), Joyce Meyer nos recuerda que si bien la disciplina es importante, también lo es hallar un sano balance. Y es que si tu vida se vuelve muy rígida, pierde la espontaneidad y el sabor. Por lo mismo, créate un plan para llegar a tus metas, pero deja un espacio para disfrutar de un pequeño gran placer. Finalmente, ríe con ganas, como hacen los niños, porque esto no solo oxigena tus pulmones, sino que hace que los músculos faciales se eleven y pone brillo en tu mirada.

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